Cuarenta años velando a Mario

Lola Herrera se vuelve a meter en la piel de Carmen Sotillo para representar el monólogo más longevo del teatro español: ‘Cinco horas con Mario’

El año Delibes ha llegado a su fin y como colofón final el Teatro Bellas Artes vuelve a poner en cartel el monólogo más longevo del teatro español: ‘Cinco horas con Mario’. Un estreno que todos los madrileños podrán disfrutar del 12 de enero al 07 de marzo.

¿Y qué es ‘Cinco horas con Mario’ sin Lola Herrera? Así, la actriz vallisoletana vuelve a vestirse de luto para encarnar a Carmen Sotillo. Un papel que ha retomado hasta en cinco ocasiones a lo largo de los últimos 40 años. Y es que, tal como afirmó el propio Delibes, “a Lola Herrera la haría eterna para que siempre representara esta obra”.

Bajo la dirección de Josefina Molina, Herrera pisa fuertemente las tablas para ponerle voz a Menchu. Una hora y media de confesión ante el cadáver de su esposo. Una última oportunidad de decirle todo aquello que no le pudo decir en vida.

Entre lágrimas y risas, la intérprete muestra cómo era la sociedad del año 1966. Un retrato de una España patriarcal que sigue siendo la sombra de la sociedad actual. Un reflejo de ciento de mujeres que abandonaron su libertad para servir a sus maridos, hijos y casas.

De esta forma, la desgarrada viuda reprocha a su marido que se vaya “sin reparar en mis desvelos; sin una palabra de agradecimiento, como si todo esto fuese normal y corriente. Los hombres una vez os echan las bendiciones a descansar, un seguro de fidelidad, como digo yo…”.

Sin embargo, prestando mayor atención a las palabras de Carmen, el espectador puede ver hacia dónde iba dirigiéndose la sociedad de hace 55 años. Un sendero en el que se respiraba un ardiente deseo por una apertura política, social y mental que en los años 60 ya no había manera de reprimir. Una generación que vivía, entre otras cosas, la llegada de la píldora.

A la intérprete no le hace falta mucho decorado para llenar el escenario del Teatro Bellas Artes: el ataúd cerrado de su esposo al centro, un escritorio y unas cuantas sillas. La elegancia de la actriz sobre las tablas es magistral. Y así, como si fuera gravitando sobre el suelo, empieza arrojando los tacones, tira recuerdos a la papelera y lanza los últimos reproches que le oprimen el pecho a Mario.

Reproches que producen risas nerviosas, entre los asistentes a la representación, ante situaciones y actitudes que creemos superadas a día de hoy pero que siguen latentes. Porque, y aunque hayamos dado algunos pasos al frente, seguimos viviendo en una sociedad patriarcal, machista, racista y homófoba.

Herrera lleva cogida a la mano de Carmen durante 40 años y eso se nota. Sin embargo, esto no impide que la actriz se abra una vez más en canal sobre el escenario.

Así, tras cuatro décadas después de su estreno, con miles de representaciones a lo largo de toda la geografía española, una noche más el telón cae ante las lágrimas de desconsuelo de Lola. Una velada más en la que el público en pie hace una gran ovación y se rinde ante los pies de Lola Herrera.

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